sábado, 6 de septiembre de 2014

El Congreso

The Congress (Ari Folman, 2013)
Va a quedar un poco monotemático que, después de La Sombra del Vampiro (que es una película habla de cine) siga con The Congress (que es otra película que también habla de cine), pero es lo que hay.

El Congreso es una película de ciencia ficción que nos habla de un futuro distópico (por supuesto; ¡los utópicos no están de moda!) en el que actores famosos se digitalizan por una determinada cantidad de dinero y, a partir de ese momento, pierden el derecho de actuar: todas las películas las harán los animadores de los estudios a los que hayan vendido su digitalización.
 
En este caso, una Robin Wright (interpretándose a sí misma) venida a menos es quien se somete a este proceso, tras un largo rato de metraje (mayoritariamente innecesario) dedicado al drama de su vida y a la duda de si debería o no debería hacerlo.En ese momento, la película salta 20 años hacia el futuro, y vemos que Robin se dirige a una convención de ciencia ficción en la que es uno de los principales reclamos, ya que ciencia ficción es lo que más ha protagonizado su versión digitalizada. Esa convención se celebra en una zona exclusiva de animación (!?)... porque en esos 20 años la tecnología del entretenimiento ha avanzado y, ahora, en vez de ir a ver películas, lo que se hace es tomar drogas que te hacen verte, ver a los demás, y que los demás te vean como si fueras un dibujo animado; el que tú elijas.
A partir de este punto empieza el fragmento animado y onírico de la película -del que poco se puede contar sin destripar la película- y que hace recordar otras obras como Paprika (Satoshi Kon, 2006) o Solaris (Andrei Tarkovsky, 1972). No es de extrañar esto último porque tanto Solaris como The Congress están basadas en relatos del escritor polaco de ciencia ficción Stanislaw Lem.

La parte de imagen real de la película es muy fluja. Abusa del diálogo, del monólogo y le falta lenguaje cinematográfico (lo cual parece imperdonable en una película que habla sobre cine). La segunda mitad, la animada, en general está mejor tratada, aunque en algunos momentos peca de exceso de contenido visual sin que éste aporte nada a lo que está ocurriendo.

Una película original y que podría ser recomendable, aunque no para todo el mundo.

Como punto débil, para mi gusto le falla el excesivo metraje dedicado al drama y del que se podría haber prescindido en favor de un ritmo más interesante.

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